Llevo 3 semanas seguidas publicando en Substack los miércoles y se siente diferente. Las palabras fluyen mucho más, comunico claramente lo que quiero expresar. Los miércoles le meto mucha emoción a mi texto pero de una manera ordenada y con propósito. La semana pasada me senté a escribir y pude plasmar exactamente lo que quería decir. No tenía muy claro cómo empezar y quería basarlo en algunas experiencias personales que había escrito en mi journal, editándolas un poco pero manteniendo el mismo mensaje.
Hace tiempo había leído en algún lado que cada día de la semana tiene una energía diferente. Si te pones a pensar en sus nombres, cada uno de ellos está basado en un planeta. “Miércoles” proviene del latín ‘mercurio’. Y Mercurio es el planeta que representa la comunicación. ¿Casualidad? No soy mucho de creer en las casualidades, pero si en las sincronicidades y las ‘Diosidencias’, y cuando empiezo a pensar en un tema, de repente lo veo por todos lados. Quizás es sólo mi sistema reticular ascendente.
Me senté a escribir y simplemente fluyó. Pero cuando lo leí antes de publicar, debo confesar que sentí mucho miedo. En este post en particular sentí miedo al hablar de un tema tabú como perder un cliente y la razón por la que lo perdí. En ese momento me hubiera gustado tener un paywall para “cuidar” mi vulnerabilidad. Pero el post no se trataba de eso. El post ni si quiera se trataba de mí. El post se trataba de abordar un problema muy real que sufrimos las personas multi-potenciales: la crisis de no saber a dónde ir o de sobre-adaptarnos a cosas que quizás no son nuestra pasión. Cuando lo leí antes de publicarlo supe que había escrito justo lo que quería decir, pero me costó un mundo dejar de lado el miedo a ser vulnerable.
Recuerdo que cuando estudié mi carrera de periodismo me hacían despojarme de toda subjetividad al escribir una noticia: el texto debía ser lo más objetivo posible. Fact after fact. Si no era una columna de opinión, cualquier frase o formulación que transmita un mínimo de subjetividad podía poner en problemas al medio. Incluso tuve materias enteras como semiótica y análisis del discurso periodístico, que literalmente me enseñaban a identificar los significados ocultos detrás de cada palabra, frase, oración, o texto. (Hola Peirce y Saussure: cuánto me hicieron sufrir). De hecho, sufrí tanto esa clase de semiótica que lo único positivo que recuerdo de ella es que fue uno de esos lunes que salieron a la venta los boletos para el concierto de John Mayer en Buenos Aires. Así de memorable fue.
Pero volviendo al tema, me parecía inconcebible quitarle la “emoción” a escribir. Para mi, escribir siempre fue un medio para expresar mis sentimientos. Lo sé desde que me encerraba en mi cuarto a los 8 años a escribir poemas. Desde pequeña leo novelas y libros que desbordan emoción y subjetividad. Así que tratar de separar todo eso de la técnica de escritura se me hizo muy difícil.
Quizás por eso busqué otros medios de expresión artística como la fotografía. Hice click con la publicidad porque acá si se me permitía conectar con la emoción, aunque sea con otros fines (vender. Hace poco escribí sobre eso aquí). Pero luego en la fotografía publicitaria también se me empezó a prohibir la subjetividad. Entraron limitantes por todos lados y dejó de ser un medio de expresión para mi, y poco a poco me convertí en una máquina de hacer cosas para complacer a los clientes. Y los clientes no querían arte. Los clientes querían vender. Así de sencillo.
Fast-forward al 2022, llevaba muchos años sin escribir para expresarme, y encontré un cuaderno vacío en un momento de mucha vulnerabilidad. En ese momento me dije a mí misma: ¿Qué pasa si empiezo a escribir todo lo que siento?
Fue un viaje de ida. Desde entonces no he parado de escribir lo que siento. De hecho, se ha convertido en mi forma favorita de procesar todo lo que me pasa, ordenar mis pensamientos y calmar la ansiedad. Un año después de haber encontrado ese cuadernito, apareció Substack en mi vida y empecé a publicar algunas de estas cosas “personales” que escribía. Bien curados, y seleccionados, porque igualmente creo que hay cosas que se tienen que quedar únicamente en el cuaderno.
He estado tan condicionada a que un cliente me diga si algo está bien o mal, que aún tengo esos momentos en los que dudo: ¿será que le estoy poniendo mucha emoción a mi texto?
Luego recuerdo que este es MI espacio. Aquí no hay reglas. Únicamente las que yo me quiera auto-imponer, y desde el día 1 me prometí ser flexible, porque quiero que este espacio me permita ser lo más libre posible. Sin expectativas mías ni de nadie. Por eso ni tengo días fijos de publicación. Lo único que me prometí es ser constante y consistente. Y la consistencia atrae a la motivación.
Sé que cada quien puede encontrar ese espacio de expresión artística sin expectativas en otro lado. Para mí es aquí, así, escribiendo desde la vulnerabilidad. No soy mucho de fijarme en estadísticas, pero casualmente los posts en los que he sido más vulnerable son en los que recibo más comentarios de esta maravillosa comunidad. Escribir desde la vulnerabilidad es conectar.
Sin duda se esta se ha convertido en una de las partes favoritas mi vida. Gracias a ti por leerme siempre.
Con amor,
Adri
¡Hola Adriana! Me ha gustado verte decir esto:
"Entraron limitantes por todos lados y dejó de ser un medio de expresión para mi, y poco a poco me convertí en una máquina de hacer cosas para complacer a los clientes. Y los clientes no querían arte. Los clientes querían vender. Así de sencillo."
Así fue mi breve experiencia con el mundo de la ilustración y el diseño, en el que no aguanté mucho, precisamente por lo mismo que tú decías. Me sienta bien ver mis tormentos de entonces validados por otra persona, aunque sea mucho tiempo después. 😊
Gracias por compartirlo! 💜
Me he identificado tanto contigo, Adriana que en algún momento sentí que estaba leyéndome a mí misma.
Desde las materias en la universidad para borrar toda subjetividad a la hora de redactar hasta la libreta en la que comenzaste a escribir para un año después empezar a compartir algunas ideas nacidas de ahí en Substack ✨
A mí me pasó justamente así y, al igual que tú, tampoco quise definir un día específico para publicar aquí porque no quería darle rigidez al proyecto pero me propuse ser constante y compartir lo que resonaba conmigo y mis procesos.
Así, el próximo mes estaré cumpliendo mi primer año en esta plataforma y no puedo estar más orgullosa y feliz con todos los aprendizajes, inspiración y conexión que ha llegado gracias a escribir y compartir desde la vulnerabilidad de ser yo misma 🥰
Un abrazo!