Nunca volveré a dar por sentado el poder que tiene la tinta y la hoja en blanco. Y sobretodo el serme sincera y escribir muy honestamente todo lo que estoy pensando y sintiendo, por mucho miedo que me dé. ¿Desde cuándo me he sentido cohibida y con miedo a expresar lo que realmente soy?
¿Cuánto tiempo perdí por mentirme y tratar de adornar mis palabras para quedar bien conmigo misma?
Ser honesta en mis sesiones de escritura me ha liberado de muchas formas. Al darle voz a mis miedos más profundos, de repente siento que no son tan grandes.
Al no juzgar mis pensamientos más oscuros, de repente siento que les otorgo un poco de claridad.
Al poner en palabras los nudos que tengo en mi cabeza, de repente siento que se van desenredando.
Y mientras más los desenredo, más siento que puedo pensarlos con más claridad, y sentir mis emociones con más calma. Es verdad eso que se quedan en el papel, y me permiten continuar con mi día de una forma más ligera.
Escribir me da liviandad.
Es como quitarse un peso de encima.
Me da posibilidades y me las muestra. Cuando todo parece muy oscuro, escribir es prender una velita en los distintos cuartos, mostrándome que tengo muchas opciones, muchas posibilidades de elegir, muchas puertas que tocar y mucho camino aún por recorrer.
Escribir me saca un rato de mi, es mi terapia creativa conmigo misma.
Hoy me hago una promesa: nunca más voy a dejar que algo externo condicione mi escritura. Ni el qué dirán o qué pensarán si leen lo que escribo, ni mucho menos el qué pensaré yo misma al re-leer algunas cosas que no me quiero admitir.
A veces cuando escribo me da miedo ser drástica. Me da miedo ser dramática. ¿Por qué?
No quiero seguir midiendo mis palabras. Quiero ser completamente honesta, aunque eso cueste dejar de lado mis juicios. No me compete alterar mi percepción de la realidad solo por intentar quedar bien. No me compete pedir disculpas por lo que siento, es lo que siento y punto.
Al empezar a hacerlo en el papel, al ser más honesta conmigo, poco a poco voy siendo más honesta con el resto del mundo. Ir dando pequeños pasos para acercarme a mi meta hace que sea más fácil de asimilar para mi cerebro. Ir dejando los miedos uno a uno, escritos en el papel, y a la vez abriendo posibilidades que no sabía que existían.
Escribir sana, escribir guía. Escribir es un superpoder.
Carta a la escritura, extracto de mi próximo libro ‘Florecer’:
Escribir sin expectativas, sin presiones, sin un ojo crítico que te corrija y sin tratar de quedar bien con alguien.
Escribir solo por amor a escribir.
Escribir por amor al arte.
Escribir nutre tu alma y tu corazón, te llena de emoción y te libera de tensiones.
Escribir desenreda nudos en tu cabeza.
Escribir es conversar con Dios.
Escribir es auto-conocerte, mirar hacia adentro y darte cuenta de cosas que no sabías de ti.
Escribir es dar luz a las partes oscuras de tu alma y de tu mente.
Escribir es aclarar el cielo con pintura blanca, es soplar las nubes para que vuelen.
Es como meterse al mar en un día especialmente caluroso, sin más expectativas que flotar y dejarse arrastrar por las olas.
Escribir es volar, con unas alas bien puestas y bien tuyas.
Es correr a toda velocidad mientras sientes el viento en la cara.
Escribir es nutrir el alma, llenar de sueños el corazón y la cabeza de esperanza.
Es inmortalizar momentos, es recordarlos para siempre.
Es agarrar tus emociones y meterlas en una cajita, bien clasificadas, para ver qué hacer con ellas.
Para entregárselas a Dios, para que las guarde y las lea, y re-lea.
Gracias por este regalo divino, por encontrar la herramienta para compartir mi historia.
Gracias a este año por devolverme a mi primer amor, la escritura.
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Si aún no escribes, espero con esto poder convencerte para que lo hagas. Ya estoy casi terminando mi 4to cuaderno en el año y escribir a mano se ha vuelto un no-negociable para mi. Es la herramienta a la que corro cuando mis emociones se alborotan, y mis pensamientos necesitan orden. Me he dado cuenta que mientras más honesta soy conmigo misma en el papel, mejor me siento después de escribir, aunque a veces me da mucho miedo de poner mis miedos en palabras (valga la redundancia intencionada). Cuando lo hago nunca me arrepiento. Siempre salgo mejor de lo que entré.
Te invito a que tomes un cuaderno o una hoja en blanco, y escribas todo lo que se te viene a la cabeza. Todo lo que te preocupa, lo que te da miedo o te causa ansiedad. Trata de ser lo más honesto posible. No tienes que re-leerlo. Al principio me daba cringe leer lo que escribía. Incluso llegue a quemar y romper en pedacitos algunas hojas. Hoy miro hacia atrás y me fascina ver cómo poco a poco, hoja a hoja, voy encontrando mi voz y aclarando mi mensaje.
Escribir es un superpoder que también puede ser tuyo.
Con amor,
-A
💘
Me encanta!!!💖 si pensamos en quien nos va a leer, nunca vamos a escribir 🙌🏻