Siempre he sido una people pleaser. Me cuesta decir que no, y mientras más me conozco, más entiendo por qué soy así. El mes pasado leí un libro de las Personas Altamente Sensibles (PAS), en inglés Highly Sensitive Person, y me dio a entender tantas cosas de mí misma: iba pintando una imagen con muchos colores parecidos a los míos. A medida que lo iba leyendo y me iba sintiendo identificada con muchos de estos rasgos, me di cuenta que a las P.A.S. por lo general nos cuesta poner límites porque somos muy empáticos. Esto quiere decir que nos ponemos en el lugar del otro. Y a nadie le gusta que le digan que no.
Aquí entra el problema de los límites: cuáles son y qué tan claro los tienes.
Según la autora, los límites requieren práctica, y mantener buenos límites debe ser tu meta de vida. Los límites son tu derecho, tu responsabilidad y tu mayor fuente de dignidad.
Establecerlos puede ser muy difícil, y hacer que otras personas los respeten más aún. Pero lo que más me ha costado a mi es aprender a respetar mis propios límites. Cuando tú pones un límite y otra persona no lo respeta, es frustrante, pero cuando tú mismo no lo haces, es extremadamente decepcionante. Se siente como una derrota. Me ha pasado muchas más veces de las que quiero admitir y aún lo trabajo todos los meses en terapia. Lo tengo muy presente, esto de respetar mis propios límites, porque sé que si yo no lo hago, nadie más lo va a hacer por mi. Es como valorarse. Si tú no te valoras, nadie lo hará tampoco.
El mayor reto para poner mis límites siempre ha sido mi trabajo: es donde lo veo más claramente. Siempre he sido freelance y he trabajado en cosas relacionadas a la creatividad, por lo tanto me tomo mi trabajo muy personal. Me tomo las críticas muy personales. Siento que mi trabajo es una extensión de mi, y por eso estoy muy acostumbrada a dar, dar, dar, sin importar lo que reciba a cambio. Pero eso está mal, porque debemos educar al mundo a que nuestro trabajo también vale.
Otra cosa que me llamó la atención del libro fue que la autora expone que a las PAS nos cuesta ponerle precio a nuestro trabajo, y que a pesar de que muchos (casi todos) tenemos trabajos creativos, solemos ser muy perfeccionistas y no ver el valor que estamos aportando al mundo, que generalmente es bastante alto. Nos cuesta ponerle precio a nuestro trabajo y nuestros servicios porque es algo que disfrutamos tanto que lo haríamos gratis. Pero el mundo necesita que lo cobremos adecuadamente para que sigan existiendo las carreras y los trabajos creativos. Para que más personas creativas puedan vivir de lo que aman, que es lo que yo siempre predico.
Esto nunca sería posible sin poner límites.
Así que mi meta para este año (y en realidad para todos los años) es empezar por respetar mis propios límites. Estoy en una especie de rehabilitación de complacer a los demás. Esto implica muchas horas de auto-análisis (que por cierto, también es un rasgo típico de las PAS), mucho tiempo escribiendo, estableciendo prioridades y escuchándome. Empezar a percibir las señales que me da mi cuerpo cuando sobrepaso mis límites. Por ejemplo, si se me pasan las horas trabajando hasta tarde, o si hago demasiado ejercicio, o si tomo mucho café, o como “mal” durante varios días, empiezo a sentirme mal, y quizás la diferencia es tan sutil que tengo que estar muy atenta a las señales. Es como un músculo que con el tiempo se va desarrollando.
Me ayuda mucho hacer listas, así que aquí va mi lista definitiva para poner límites:
Pensar en mis límites en cada área de mi vida: salud, trabajo, relaciones, etc.
Respetar yo mis propios límites
Dejar mis límites claros a los demás
Tomar consciencia de cuando alguien no los respeta y tratar de hacer algo al respecto
Ser flexible. Porque los límites sirven de guía pero tampoco podemos vivir en un blanco y negro. Es igual de importante poner límites que la flexibilidad para saber cuándo los puedes esquivar. Lo importante es ser consciente y analizar cómo te sientes al respecto.
Cuéntame si eres un people pleaser y si también te cuesta poner límites. Me encantaría saber si tienes algún tip para manejarlo.
PS: Tómate un shot cada vez que leas la palabra límites en este post y acabarás en el piso :)
Con amor,
-Adri
Qué difícil es a veces lo de los límites!! Como tip te puedo decir que abraces la incomodidad, sobre todo con las personas más cercanas. Poner limites es incómodo y abre asuntos que a lo mejor llevan mucho tiempo en el cajón cogiendo polvo, pero si abres el cajón y aireas, siempre desde el amor y no desde el enfado ("ya estan otra vez pisándome"), suele ser muy sanador. Porque al final lo que quieres es tener una buena relación con la otra persona, y si sientes que tienes que estar a su disposición, la relación se tensa. Verás que mucha gente pide de nosotros sin darse cuenta de que a lo mejor no queremos hacer eso, o nosotras nos tomamos una sugerencia como una exigencia. A mí me pasa, al menos. Un abrazo! M. 💙
Uno de los mayores conflictos de la gente común es establecer los límites. Entender cuando y donde ponerlos es la gran tarea. Generalmente sigue prejuicios totalmente infundados y preestablecidos por uno mismo y …. por la sociedad. 😎😎.