Recién volví de unas vacaciones muy necesarias y esperadas y me he quedado con algunos aprendizajes que siento importante escribir para tenerlos siempre presentes. Y compartirlos, por qué no, por si a alguien más le pasa lo mismo.
Ser freelancer y emprendedor es complicado. La verdad siempre lo he sido, y nunca he estado en un trabajo de oficina de 9 a 5. Pero cuando tienes tu propia marca y tu propio negocio depende de ti, es difícil desconectarse. Tengo el nivel de autoexigencia muy alto y me cuesta un montón delegar. Y pensar que si yo no trabajo, no puedo pagar mis cuentas, me causa muchísima ansiedad. Siempre digo que ser adulto es terrible (jaja). De hecho, es algo que estoy trabajando en terapia actualmente (y que honestamente, creo que es un ongoing process y algo que nunca se deja de trabajar).
El punto es que llevaba más de 2 años trabajando sin parar, sin descansar ni un solo día, porque trabajo en redes sociales y las redes sociales nunca descansan. Los pocos viajes que he hecho en estos últimos años han sido viajes en los que igual me llevo mi laptop, mi cámara, mi celular y sigo conectada 24/7, sin importar donde esté. A finales de diciembre del año pasado decidí que era hora de tomarme unas vacaciones y reservé un pasaje a Galápagos. Si hay algo que amo es la playa, y unos días en la isla son mis vacaciones perfectas. Durante las primeras semanas de enero me esforcé mucho por adelantar mi trabajo y dejar todo programado para poder irme tranquila. Después de muchos días de crear contenido como loca, y muchas noches en la computadora, lo logré. Me fui de viaje y me dediqué simplemente a disfrutar. Y ahora que volví me quedé con una sensación tan placentera, que mi misión es extenderla lo más que pueda para poder vivir una vida como si estuviera “de vacaciones”.
Después de una sesión con mi psicóloga, llegué a la conclusión de que SI se puede, y aquí van algunos de los tips que me dejó este viaje, para aplicar en mi día a día y no sentir que colapso cada vez que me siento agobiada:
Organización en el trabajo: en este viaje descubrí que si me dedico algunas horas a hacer deep work, sin distracciones, puedo adelantar bastante trabajo y dejarlo programado, lo que me regala horas en mi día a día al no tener que estar organizando todo el mismo día o un día antes.
Tomarme tiempo para descansar, y simplemente no hacer nada. Mis días más felices en Galápagos fueron cuando me iba a alguna playa que no tenía señal. Estamos tan acostumbrados a estar conectados 24/7 que nos cuesta quedarnos quietos un rato y simplemente NO HACER NADA. El mundo no se va a acabar porque te tomes media hora libre en tu día. Créeme.
Dedicarle tiempo a mis pasiones. En mi rutina diaria paso tanto tiempo en redes sociales y haciendo “cosas que tengo que hacer” que me olvido de hacer cosas que me gustan simplemente por placer. Mi amor por la fotografía se ha visto un poco afectado porque ahora vivo de eso, pero he descubierto que cuando tomo fotos simplemente por amor al arte, y no para complacer a nadie ni para cumplir con ninguna marca, me siento sumamente feliz. Mi meta este año es seguir incorporando estas actividades que amo en mi día a día, porque la vida no es solo trabajar.
Rodearme de personas que me sumen. Tuve la suerte de hacer este viaje con 3 amigas con las que comparto intereses muy similares (todas somos fotógrafas/videógrafas), a todas nos encanta hacer ejercicio, la playa y el mar. Tener este tipo de personas en mi vida me suma mucho, me hace sentir más creativa y más “yo”. Esto también se traslada a lo digital, al compartir todas mis fotos y videos en redes sociales, y ver que algunas personas se entusiasman con esto tanto como yo. Esas son las personas que quiero en mi vida. Las que se emocionan con las cosas buenas que me pasan.
Mantenerme activa. La verdad es que los viajes a Galápagos son 100% aventuras, necesitas por lo menos un par de días para “recuperarte” físicamente de las vacaciones porque involucran mucha actividad física. Después de una semana intensa de caminatas, hikes, snorkel, kayak, y mucho sol, más que cansada, me siento renovada. No quiero tener que esperar a tener tiempo libre o a irme de viaje para estar siempre así de activa, y es algo que también pienso incorporar en mi día a día. Realmente no soy fan de ir al gimnasio, pero me encanta caminar, correr, nadar y hacer deportes al aire libre, así que estoy viendo la manera de poder incluirlos en mi rutina diaria.
Yo decido lo que quiero ser. Sinceramente el año pasado estaba un poco desanimada porque había dejado de lado todas estas cosas y sentía que había perdido un poco mi esencia. Cuando estoy de viaje, en la playa, haciendo lo que me gusta, me siento 100% YO. Yo tengo la capacidad de poder decidir cómo ser, qué hacer, y cómo actuar. ¿Realmente quiero ser una persona que vive amargada, estresada, trabajando y sin disfrutar la vida? La respuesta es NO, no quiero. Yo puedo decidir descansar cuando lo necesito, aprender a poner límites personales y laborales, y disfrutar de cada día haciendo algo pequeño que me haga sentir bien.
Finalmente, busca un trabajo que te apasione. Tengo una marca de bikinis, y aunque en este momento no es posible para mi vivir 100% de esto, en algún momento esa es mi meta, porque esta marca que he creado involucra todo lo que me gusta hacer: creatividad, moda, diseño, fotografía, y un estilo de vida activo ligado al mar y a la playa. No quiere decir que dejaré las fotos y a las redes sociales a un lado, pero cada día le doy más importancia a mi propia marca y a usar mis talentos para hacerla crecer lo más que pueda. Realmente, cuando amas lo que haces, el trabajo no se siente como trabajo. Busca eso que harías feliz aunque no te paguen.