Las notificaciones tienen el poder de engañarte y hacerte pensar que todo es urgente cuando no lo es. Últimamente siento que cuando estoy haciendo algo, tratando de concentrarme, a mi cerebro se le aparecen pop-up windows, como esas que salen cuando navegas por internet, o notificaciones, que me distraen y me mantienen entre una cosa y otra. Estoy editando fotos y le llega una notificación a mi cerebro que tiene que terminar un post. Estoy redactando captions y le llega otra notificación a mi cerebro que tengo que responderle un WhatsApp a un cliente, o que me olvidé de enviar una cotización. A veces no estoy haciendo nada relacionado con mi trabajo y me siguen llegando estas ‘notificaciones’ que me aceleran el corazón, me hacen sentir un apuro que no existe y me dan la ilusión de que todo es urgente. Me cuesta mucho separar mi vida de mi trabajo y sé que tengo que parar un poco.
Lamentablemente, el cerebro no es como el celular, que puedes apagar o poner en Do Not Disturb (mi herramienta favorita) para dejar de recibir notificaciones. Me cuesta desconectarme totalmente y dejar de preocuparme tanto por mi trabajo.
Sé que a muchos creativos y freelancers nos pasa lo mismo. Aunque como creativa me cuesta mucho separar mi trabajo de mi vida, sé que debo hacerlo. Muchos de mis hobbies son parte de mi trabajo. Tengo la suerte de poder trabajar en algo que me gusta: tomando fotos, grabando y editando videos para redes sociales, escribiendo, pensando ideas creativas. Me pagan por eso, y es algo maravilloso, pero también puede ser un arma de doble filo.
Primero porque al ser algo que disfruto, puedo hacerlo hasta el cansancio y eso muchas veces termina en burnout. Me ha pasado muchas veces. Me cuesta ponerle límites a algo solo porque me gusta mucho hacerlo, como por ejemplo, tomar fotos: cuando me excedo mi propio cuerpo pone el límite con dolores de espalda, de cuello e incluso mandíbula tensa.
Segundo porque soy auto-exigente. Yo diría que soy una contradicción, porque mi mente quiere ser perfeccionista pero a la misma vez tengo un caos mental. Me gustan los to-do lists e ir tachando lo que voy haciendo. Pero NUNCA los termino, y eso habla mucho de lo exigente que puedo llegar a ser conmigo misma. Me pongo muchas metas poco realistas en cuanto a la cantidad de tareas que puedo realizar en un día y me frustro porque no las termino. Me cuesta dejar las cosas para mañana. Al ser mi propia jefa, siento que la responsabilidad de ‘ponerme presión’ está en mí misma, así que la he exagerado y es algo que vengo trabajando hace tiempo en terapia.
Los creativos tendemos a definir nuestro valor por medio de nuestro trabajo porque lo tomamos muy personal. Sé que esto es así porque me he leído infinitos libros de creatividad y todos hablan de lo mismo. Un artista se define a sí mismo por los cuadros que pinta, un escritor por los libros que escribe, un fotógrafo por las fotos que toma. El trabajo se convierte en la vida y eso quizás está mal.
Nunca me lo cuestioné así, siempre pensé que es algo que viene como parte del proceso. Pero no es posible que yo sienta que si me quitan mi trabajo, me quedo sin nada. Creo que por eso me gusta tanto escribir aquí. Me ayuda a construir mi identidad sin necesariamente monetizarlo o hacerlo mi medio de vida.
Así que este post va en recordatorio a mí misma, y también a ti si lo necesitas. Eres más que tu trabajo. Recuerda estas 5 cosas cuando sientas que estás viviendo para trabajar y no trabajando para vivir:
Establece horarios. Así como los trabajos de oficina tienen horarios, los trabajos creativos también pueden tenerlos. No porque seas tu propia jefa significa que debas trabajar 24/7 y estar disponible todo el tiempo. Empieza a ponerte el límite a tí para poder luego ponerlo a los demás. Una de las razones por las que amo ser freelance es porque no tengo horarios y puedo trabajar “cuando me llegue la inspiración”. Recuerda eso y no te conviertas en la jefa que nunca quisieras tener.
Desconéctate un rato. La vida es eso que pasa cuando levantas la mirada del celular. En serio. Que tu trabajo sea digital no significa que tengas que pasar todo el día pegada a él. Seamos realistas: lo malo de trabajar en redes sociales es que es muy fácil distraerse y quedarse viendo cualquier cosa. Establece horas sin celular en tu día (al levantarte y antes de acostarte) y trata de balancear los fines de semana haciendo otras cosas que no involucren tecnología.
Reconecta con lo verdaderamente importante. Supongo que para cada persona es diferente, pero piensa ¿qué es lo verdaderamente importante para ti? Tus amigos, tu familia, tu relación con Dios, la naturaleza, tu mascota, tu amor propio. Reconecta con eso intencionalmente. Aprovecha tus ratos sin tecnología para dedicarle tiempo a las cosas verdaderamente importantes en tu vida.
Busca actividades que te gusten por el simple amor al arte. DEJA.DE.QUERER.MONETIZAR.TODO. Que seas muy buena haciendo muchas cosas no significa que las tienes que monetizar todas y convertirlas en trabajo. Haz cosas por simple amor al arte. Para mi esas cosas pueden ser: escribir, jugar tenis, ir a la playa.
Cambia el diálogo interno. Intenta presentarte sin mencionar qué haces. Busca cómo describirte sin decir en qué ocupas tus días. Escríbete cartas a tí misma reconociendo tus características y no solo tus capacidades. Háblate desde el amor, sé compasiva y no te juzgues por no poder respetar tus propios límites. Es un proceso y vamos poco a poco.
Recuérdalo siempre: eres más que tu trabajo.
Con amor,
Adri
Me has recordado a una vez cuando tome psicodélicos y se me desdibujó completamente mi identidad como escritora. De repente no tenía sentido que pensara en mí misma como eso, era una etiqueta vacía, corta, pobre. Somos mucho, mucho más que el trabajo que realizamos. En el momento me dio un poco de agobio porque me sentí vacía de sentido, pero a ese vacío siguió una sensación de paz y libertad brutales. No hace falta tomarse nada para experimentarlo, solo imaginar tu vida sin ese trabajo. Cómo te ves a ti misma? Puedes valorarte ahí? Un abrazo! M.
Graciassss!!!! Me ha encantado, un abrazo!