Ser P.A.S. en paz
Hace aproximadamente 6 años tuve un accidente que se podría decir cambió el curso de mi vida. Fue un accidente automovilístico que si bien no me hizo mucho daño físico más allá de un latigazo en el cuello y un leve golpe en la cabeza, tuvo un impacto emocional profundo en mi. Pasé muchos días en caos, llorando todo el día y con ataques de ansiedad que no podía controlar. Y así fui a una o dos sesiones con un psicólogo al que nunca más vi, que me diagnosticó como P.A.S: Persona Altamente Sensible. El decía que las personas como yo, son extremadamente sensibles a los estímulos externos y que tienen un mundo interno muy rico. Me recomendó el arte para sanar: escribir, dibujar, escuchar música, y la fotografía. Lo hice al pie de la letra como receta médica, y después de un tiempo, sané. Pero nunca más pude olvidar este término.
P.A.S.
Siempre estuvo dando vueltas por mi cabeza, pero no era capaz de relacionarlo con cosas que me pasaban en el día a día que había normalizado.
Últimamente he investigado, he leído libros y he escuchado podcasts, porque ahora hay mucha más información al respecto que hace 6 años, y he encontrado explicación a ciertas cosas que me pasan. Pero lo más importante: he aprendido a tomar medidas para estar en paz, siendo PAS.
Antes no le encontraba explicación al dolor de cabeza que me producía entrar en un supermercado. Después me enteré que los P.A.S. somos muy sensibles a las luces, la temperatura, y la cantidad de cosas para ver en un espacio cerrado en tan poco tiempo. Es difícil de explicar, pero cuando entro a un supermercado o una tienda muy grande me siento aturdida, hay muchas cosas que requieren mi atención, por lo general el aire acondicionado está muy frío, y las luces son muy brillantes por todos lados. Es el escenario perfecto para causarme un mini ataque de pánico. Desde que descubrí que mi reacción es normal dentro de los parámetros de una persona altamente sensible, he tomado medidas para evitar ir al super. Pido delivery, voy a tiendas más pequeñas por cosas puntuales, le pido el favor a mi esposo para que él haga las compras de la casa. No es que nunca voy, pero trato en lo posible de evitarlo.
Otro tema que me afecta como P.A.S. son los olores. Y esto explica mi obsesión con las velas y los aceites esenciales. Los olores agradables me estimulan, me inspiran, me hacen sentir bien. Pero así como los percibo mucho, también me pasa con los olores desagradables. Puedo llegar a tal punto de no poder concentrarme en nada si hay algo que huela mal. Tengo la costumbre de oler casi todo: cuando saco la ropa de la lavadora mi primer instinto es olerla. Cuando estoy comprando ropa también. Cuando me pongo una crema o un producto de maquillaje o de limpieza lo huelo instantáneamente. Lo mismo con las flores, las plantas, los animales, las almohadas.. Y quizás por eso soy fanática de lavarme las manos, porque no puedo aguantar que huelan a otra cosa que no sea jabón.
Los sonidos muy fuertes también tienden a aturdirme. Por eso son muy contados los conciertos a los que voy, y si en un bar la música está muy alta, voy a querer irme rápido. Para trabajar, escribir, leer y concentrarme, necesito absoluto silencio. Por eso quizás me cuesta trabajar en una oficina acompañada de más personas. Porque simplemente no-puedo-trabajar. Esto me ha llevado a buscarme trabajos donde tenga ratos a solas (trabajos remotos), o de cortos períodos de concentración (fotografía).
Las texturas de la ropa son muy importantes para mi. Suelo elegir ropa holgada, cómoda, que me permita libertad de movimiento. No soporto por mucho tiempo los jeans, ni la ropa apretada, ni los vestidos y zapatos incómodos. Mi outfit ideal es un bikini, en la playa. También me he hecho fan del lino y del algodón por la pureza y la suavidad. Todas las texturas son importantes para mi, y cuando entro a un lugar suelo tocar todo. Automáticamente paso mis dedos por las hojas de las plantas, por las superficies de las sillas, las mesas, por las paredes, los libros y pare de contar.
Ahora, ¿de qué me sirve toda esta información? Hace un tiempo me leí un libro llamado Design Your Life; habla de cómo tenemos el poder para diseñar nuestra vida de acuerdo a nuestras fortalezas y lo que nos gusta. Y como dice Marian Rojas Estapé, mi psiquiatra y autora favorita, comprender es aliviar. Si antes me causaba estrés ir a un centro comercial y no sabía porque, al comprenderlo tomo las medidas para que no me afecte tanto. (Hello online shopping!) De esta manera diseño mi vida y mi mundo para que se adapte a mi, y no yo a él.
Sé que todo lo que he descrito suena un poco abrumador y que son muchos factores para tener en cuenta en el día a día, pero prometo que ser P.A.S. tiene su lado positivo:
El arte me mueve y me conmueve. Soy muy sensible a una pintura, un dibujo, la música, la fotografía, y cualquier otra expresión artística.
Soy muy empática: me es fácil generar conexiones con otras personas y también con los animales.
Veo belleza en todos lados: desde un atardecer hasta un rayito de luz que entra por la ventana.
Vivo la vida muy intensamente: por eso me encanta viajar, conocer lugares, y vivir nuevas aventuras siempre.
Las emociones despiertan mi creatividad. Y eso me ha permitido trabajar mientras desarrollo mi cerebro creativo.
Y si, últimamente dedico mis días a buscar la paz. Siendo P.A.S.