Querido Noviembre,
No suelo escribirle cartas a los meses, pero contigo sentí la necesidad de hacerlo.
Eres uno de mis meses favoritos, eres casi un cierre pero aún das espacio para respirar.
Este año quiero que seas especial.
Quiero que me demuestres que todo lo que he estado haciendo este año ha valido el esfuerzo.
Quiero que llenes mi trabajo de significado y propósito, y que cada vez que lo haga me sienta satisfecha.
Quiero que reboces de abundancia y prosperidad.
Llévame a conocer nuevos lugares.
O llévame a lugares conocidos que ya amo, donde sabes que me puedo expandir.
Recuérdame cómo se siente planificar viajes.
Enséñame cómo encontrar paz en mi rutina y a darle significado a la quietud.
Recuérdame lo reconfortante que es escuchar una canción de jazz instrumental, o probar sabores familiares que me sepan a hogar.
Ayúdame a crear un hogar y a inventar mis propias tradiciones para construirlo.
Recuérdame que mi tarea es enfocarme en el aquí y el ahora, sin pensar tanto en el “si estuviera en”.
Lléname de energía vital.
Recuérdame cómo se siente disfrutar, crear solo por el placer de hacerlo, leer un libro sin esperar encontrar alguna respuesta o solución en sus páginas, solo por el simple hecho de leer porque quiero y porque me gusta.
Dame ratos para escribir, no para agradar ni para vender, ni para cumplir con ninguna expectativa, sino para expresar, conectar y desahogar.
Quiero escribir en tus páginas una historia maravillosa, con muchas anécdotas que contar y la dosis justa de emociones.
Quiero que estés lleno de magia y de calma, y que juntos dejemos atrás la urgencia y la desesperación.
Que aprendamos a aceptar que cada cosa tiene su tiempo y cada temporada tiene un propósito, que no todas son de crecimiento, y que así como el invierno, a veces toca descansar y recargar para seguir creando.
Sobre todo, quiero que me recuerdes la potencia de agradecer. Siempre digo que la gratitud es la actitud que lo cambia todo, y muchas veces me olvido del poder de transformación que tiene.
Enséñame a agradecer por las grandes cosas, que parecen muy obvias, pero también por las más pequeñas que parecen insignificantes, porque es justamente ahí donde se esconden las bendiciones más grandes.
Llena mis días de bendiciones y de esperanza por el futuro, sin dejar que se convierta en ansiedad.
Que llore cuando sea necesario, y que cuando aparezca esa inevitable nostalgia, recuerde que los mejores días de mi vida aún están por venir.
Noviembre, sé bueno conmigo.
-A
Lo será. Solo basta mantener la fe y esperanza. ... haz bien y no mires a quien!! Siempre me lo recuerdo. Besos!!