El mapa equivocado
Ya no quiero ser la mejor en lo que hago, solo quiero ser la más feliz.
Ya no quiero ser la mejor en lo que hago, solo quiero ser la más feliz. Esta frase la vi en un video hace unos días y me ha dejado pensando mucho. Cuando era más joven, hace algunos años, y empecé con la fotografía, me comparaba mucho con otros fotógrafos y aspiraba a ser como ellos. Pasaba horas en Instagram buscando inspiración y sin saberlo eso influía mucho en mi trabajo. Me esforzaba mucho por mejorar, y me sentía constantemente atacada por el síndrome del impostor al ver que otros hacían cosas que yo quería hacer. Yo quería ser la mejor, la más reconocida, pero nunca me puse a pensar ¿a qué costo?
Y aunque a veces me sigo comparando mucho, y culpo en parte a las redes sociales, que nos dan acceso a la vida de otras personas todo el tiempo. Lo peor de todo es que no vemos la vida completa de los otros, sino solo las partes buenas, o las partes que cada quien quiere compartir. Y esa es la mentira de las redes. Uno decide qué compartir. Yo suelo compartir nada más las cosas buenas porque eso es lo que me gusta recordar, pero entiendo que muchas personas solo vean eso y se comparen desde su propio lugar. Así como yo me comparo con la vida ‘ficticia’ de otros. Es un círculo que no termina.
Hoy en día he bajado mucho mis expectativas, y quizás no se trata tanto de bajar expectativas sino de cambiar el foco y la dirección. Ya no quiero ser la mejor, la que fotografía a personas famosas, hace tapas de revista y está ocupada todo el tiempo. Ahora le he puesto el foco a cómo me siento haciendo lo que hago: ¿Realmente me está haciendo feliz? ¿Qué es la felicidad? Últimamente me he dado cuenta que es verdad lo que dicen, que la felicidad está en las pequeñas cosas: en los cariños de mi perro, en los atardeceres en la playa, en los abrazos, en compartir una comida deliciosa junto a las personas que quieres, en una vida tranquila, sin mucho estrés pero con la suficiente emoción para hacer que quieras levantarte de la cama todos los días. También está en un trabajo con propósito. En hacer dinero haciendo algo que te gusta, no en el dinero en sí, ni en los reconocimientos. Mucho menos en las portadas de las revistas, que era mi sueño cuando inicié como fotógrafa. Si, reconozco que quizás aún me gustaría, pero no es el timón que dirige mi barco. No es el motor que lo impulsa.
Dios es sabio, y siempre te pone en el lugar donde debes estar, de acuerdo a lo que puedes sostener. En este momento estoy segura que yo no hubiera podido sostener una vida ajetreada siendo “la mejor”, trabajando en una revista o con horarios muy complicados, y ahora lo veo claramente. Siendo una persona altamente sensible, mi sistema nervioso no lo hubiera soportado. Creo que esta es la razón de que cuando a veces pedimos un cambio, y este no llega de la noche a la mañana, es porque no estamos listos, y hay un proceso por el cual tenemos que pasar para poder llegar a ese punto B. Como la mariposa y su dolorosa transformación.
Quizás algún día la vida me sorprenda cumpliendo alguna de las metas que tenía hace 10 años, pero mientras tanto, me quedo con las partes de mi vida que me hacen feliz, que tienen un significado y que contribuyen a mi proceso de desarrollo como persona y como profesional.
No quiero volver a dirigir mis pasos usando el mapa equivocado. Quiero asegurarme que estoy en el camino que debo caminar, no por cómo se ve el destino final, sino por aprender a disfrutar el paisaje mientras lo recorro.
Mientras tanto, te dejo con esto: suelta la comparación. Si las redes sociales te dan ansiedad y estrés por ver todo lo que otros están haciendo y tú no, deja de verlas. Te prometo que no es el fin del mundo. Aprende a aceptar tu proceso y acepta los cambios de planes. Nunca pares de buscar qué es lo que verdaderamente quieres en tu vida y qué es lo que te hace bien, y deja que ese sea el mapa que te guíe. Los cambios no suceden de la noche a la mañana, asegúrate de ser paciente mientras vas dando pequeños pasitos todos los días.
Con amor, y gratitud.
-A
Me encontre con esto en el momento perfecto, gracias!!
Excelente reflexión. Nada más placentero que ser auténtico y disfrutar espontáneamente de cada momento que te ofrece la vida: sin apuros ni exigidas comparaciones.Todo a su tiempo. Besos!!