El algoritmo y el síndrome del impostor
¿Alguna vez te ha pasado que entras a Tiktok y cuando te das cuenta, ya tienes una hora ahí? Es más normal de lo que crees. Y tiene una explicación.
Hoy venía manejando a mi casa después de un día muy movido, escuchando un podcast de una de mis autoras favoritas. Recientemente tengo la costumbre de escuchar podcasts cada vez que manejo. Me parece una buena manera de aprovechar ese tiempo “perdido” aprendiendo cosas nuevas y escuchando diferentes puntos de vista. Hoy venía escuchando el podcast de Marian Rojas Estapé, la autora de un par de libros excelentes y además psiquiatra. Ella habla mucho de la oxitocina, del estrés y el cortisol y de cómo podemos ‘hackear’ nuestras hormonas para ser más felices. El capítulo que venía escuchando me llamó mucho la atención: habla sobre los efectos de Tiktok en el cerebro. Quizás nunca le había prestado tanta atención a mi comportamiento frente a estas redes sociales nuevas, donde recibes muchos estímulos, música, videos, fotos, información, todo a miles de palabras por segundo. Tiktok es una de mis favoritas: suelo crear mucho, pero la realidad es que ya no lo consumo tanto. Y escuchando este podcast me di cuenta por qué. Y acá te lo voy a explicar.
El algoritmo de Tiktok se encarga de seleccionar videos que te puedan interesar, basado en tus likes, los contenidos que compartes, consumes e incluso que buscas en Internet (no tengo pruebas pero tampoco dudas). A partir de ahí, te muestra un mix actualizado cada segundo de contenido que puede ser interesante para ti. Mi algoritmo va cambiando con el tiempo, pero tiene temas que siempre se mantienen: en este momento me aparecen muchos videos de viajes, destinos exóticos, perros y self-care, porque es lo que me está gustando recientemente. En algún momento me aparecían muchos videos de emprendimiento, moda, y lifestyle, porque era lo que consumía en ese momento. Siempre he dicho que lo que me gusta de esta red es que no necesariamente estoy viendo a gente que conozco, sino gente que hace cosas que me gustan. Y eso me parece increíble. Pero hay una línea muy delgada entre ‘increíble’ y ‘creepy’.
Ahora, me creé una cuenta profesional en Tiktok (aparte de la mía personal), para subir contenidos educativos de mi área, fotografía. Empecé a dar muchos tips y a seguir otros creadores que hablaban de los mismos temas que yo. Y me di cuenta que mientras más contenido consumía en esta cuenta, peor me sentía con respecto a mí misma. Mientras más veía el trabajo increíble de otros fotógrafos, y sus videos virales, y sus consejos muy valiosos, más sentía que yo no tenía nada valioso que aportar. Esto me pasó hasta tal punto que dejé de crear contenido en esta cuenta por unos meses. Y eso que estaba obteniendo resultados muy buenos en muy poco tiempo. Básicamente, el síndrome del impostor se apoderó de mí. Me paralizó por completo. Y dejé de crear. Esto fue hace un par de meses y recién ahora, después de mucho trabajo interior, he decidido retomar, pero con una única condición: tengo prohibido consumir contenido desde esta cuenta. Aunque sea por un tiempo.
Si escuchas el podcast de Marian, te darás cuenta que estas redes sociales son altamente adictivas. Probablemente tú mismo lo hayas experimentado: es muy difícil entrar y ver solamente un par de videos. Generalmente pierdes la noción del tiempo. Eso es porque activa la parte de nuestro cerebro que genera gratificación, liberas dopamina, y esto hace que quieras cada vez más y más.
Me parece absurdo dejar que una aplicación en una pantalla de celular me controle. Así que me puse ciertas reglas. Más que reglas, son guías, porque estoy aprendiendo a ser flexible conmigo. Así que digamos que mejor son sugerencias para mí misma:
Activé la alarma que me avisa cuando llevo más de media hora en Tiktok y que debo descansar. Espero no tener que llegar a ese punto, pero uno no puede confiar solamente en su fuerza de voluntad.
No consumiré contenido desde mi cuenta profesional por un tiempo. Desde la personal sí, porque por ahora los videos que me aparecen me inspiran, mas no me bloquean ni causan que me compare con los demás.
Esto me ha puesto a pensar mucho, ¿por qué solamente me pasa en el ámbito profesional? ¿Por qué no me sucede lo mismo con los videos que salen en mi otra cuenta? Esto es definitivamente algo para pensar y algo que voy a llevar a mi próxima sesión de terapia. Algo me hace ruido de aquí. Tiene que ver mucho con la comparación en el ámbito profesional y sentirme insegura al respecto.
Crear más, consumir menos. Esta es mi regla de oro. He trabajado mucho creando contenidos para redes sociales, por lo tanto estoy MUY acostumbrada a crear, no tanto a consumir. Quiero seguir haciéndolo así porque es parte de mi terapia creativa. Siempre hay algo nuevo para crear.
Dedicar más tiempo a la vida real y menos a las redes sociales. Definitivamente una de mis metas de este año fue pasar menos tiempo en redes sociales. Dejar de pensar tanto en crear contenido y empezar a documentar más. Para documentar necesito vivir mi vida. Creo que esa es la única forma que tengo que mantenerme presente, con los pies en la tierra, y sin vivir para publicar. Por eso en mi día a día decido incluir actividades que reemplacen una hora ‘scrolling’ en Tiktok o en Instagram sin parar. Si voy a hacerlo, que sea conscientemente. Algunas de estas actividades: ir a la playa, hacer ejercicio, pasear a mi perro, leer un libro, básicamente cualquier cosa que no involucre el celular.
Si llegaste hasta aquí, te invito a que escuches el capítulo del podcast que menciono, y que tomes consciencia del tiempo que pasas en redes sociales. Con este post no quiero regañar a nadie, simplemente decir en voz alta algo que quizás para muchos pasa desapercibido.
Gracias por tomarte el tiempo de leer mi rant creativo.
Peace,
Adri