Cerrar ciclos...para dar espacio a lo nuevo
Algunos aprendizajes de etapas cerradas y nuevos comienzos
Creo que nunca había entendido completamente esta idea de hacer espacio a lo nuevo sacando lo viejo. Me parecían cursilerías que la gente suele decir cuando cambian las estaciones. Pero esto quizás es porque no lo había vivido en carne propia tan intensamente.
Y más allá del plano físico, como cuando uno hace limpieza de closet y regala su ropa vieja, lo he sentido mucho en el plano emocional y en mi capacidad para concentrarme en nuevos proyectos. Recién fue hace poco que me di cuenta de la importancia de hacer “limpieza mental” cerrando ciclos, y la gran diferencia que esto significa para mi capacidad de concentración y funcionamiento general.
Me gusta usar las metáforas de las plantas. Siento que aplican maravillosamente a cualquier etapa de la vida, y nos enseñan mucho. Este año he descubierto mi pasión por cuidar plantas, que muy probablemente la heredé de mi mamá, y sin duda esta experiencia me ha ‘sembrado algunas semillitas’ para explorar (pun intended). Así como las plantas, que florecen en primavera y dejan caer sus hojas en otoño, para dar lugar a las nuevas, hay ciclos en nuestra vida que a veces simplemente hay que dejar ir. Soltarlos. Para dar lugar a lo nuevo.
Y que muchas veces tenemos mucho miedo de soltar, porque no sabemos qué hay del otro lado, pero a pesar de la incertidumbre, es mejor vivir sin aferrarse. Porque si te aferras y te resistes, puede que te pierdas los aprendizajes más importantes.
Uno de mis más grandes obstáculos para soltar y dejar ir es el lente del perfeccionismo. Mi psicóloga lo llama así porque es una manera de ver la vida, y muchas veces es cuestión de perspectiva. El perfeccionismo nos impide alcanzar nuestro máximo potencial porque la perfección no existe. Y muchas veces vale más dar pasos pequeños e imperfectos que quedarnos estancados buscando esa perfección que nunca va a llegar. Sentir que renuncio a algo o que dejo ir un proyecto, por muy insostenible que sea, lo veo de cierta forma como un fracaso, y el fracaso para un perfeccionista es inconcebible. Nunca me consideré una persona perfeccionista, y definitivamente no lo soy en muchos aspectos de mi vida. Pero suelo ser bastante terca con mis sueños, y así como con las plantas, no me permito dejarlos marchitarse. Lucho por ellos hasta el final, hasta el punto de descuidarme a mi misma, a mis relaciones y a mis propios límites. Y eso tampoco está bien, porque primero está uno y después están los sueños, y los sueños tienen que trabajar para uno y no al revés. Por eso dejar algunos sueños ir ha sido de las cosas más difíciles que he hecho en mi vida. Difícil pero necesario.
Algo que me ayuda mucho en este proceso es responsabilizarme de lo que quiero. No de lo que pienso que debería querer, ni de lo que otras personas esperan de mi. Ni siquiera de esos sueños que alguna vez fueron míos pero ya quizás no lo son. Responsabilizarme de lo que quiero en este momento. Ahora. Porque así como las hojas y las estaciones, nosotros cambiamos también, y lo que queríamos ayer no necesariamente es lo que queremos hoy ni lo que vamos a querer mañana. Conectarme con lo que realmente quiero implica muchas horas de sentarme a escribir en mi journal, sola, honestamente, y visualizarme en unos meses o en unos años. Luego pensar si todas las cosas que estoy haciendo hoy me acercan a donde quiero estar en ese período de tiempo. Si la respuesta es no, entonces es simple: a otra cosa. Pero a veces ni sé cuál es la respuesta. Y está bien. Porque otra de las cosas que estoy aprendiendo es a no ser tan dura conmigo misma. A no juzgarme tanto, porque generalmente soy la primera que lo hace. A darme permiso para simplemente cometer errores, porque cometer errores refuerza el aprendizaje, y quiero pasar el resto de mi vida aprendiendo. Incluso cuando sienta que ya aprendí la lección, definitivamente siempre hay algo nuevo que aprender.
Que bien se siente darme permiso para cerrar ciclos que ya no me sirven. Tengo una idea de a dónde quiero ir, y aunque no estoy completamente segura de lo que me depara, veo un mundo de infinitas posibilidades, y eso es lo que más me emociona. Que cuando cierro un ciclo manifestando uno mejor, se viene con todo. Y esto, es urgente. La vida es un ratito. Vivir es ahora.
Me encantó ! Te regalo una frase que leí por ahí … “Para florecer hay que pasar por todas las estaciones “ … todo tiene que ver con ciclos que se suceden en nuestras vidas y aprender de ellos las lecciones que nos dejan, es pura sabiduría 👏🏻👏🏻👏🏻❤️Gracias por compartir tus experiencias!
Tienes una manera muy clara de transmitir tus ideas y sentimientos, nos hace reflexionar sobre el tema, me conecto con lo que escribes, misión cumplida